De tú y tu colección
Me encontraba sentado a su lado. Trataba de percibir todo aquello que la distancia me había prohibido, hasta ese momento, descubrir en ella. Era aún más hermosa de cerca; mi brazo rozaba el de ella, y el aroma de su perfume podía apreciarlo con facilidad. La sensación de tener sus ojos mirándome, sólo a mí y a nadie más, me provocaba un cosquilleo que recorría todo mi cuerpo y terminaba en mis labios haciéndome sonreír nerviosamente.
Debo aceptar que en ese momento estaba conteniéndome las ganas de tomarla entre mis brazos y revelarle todo lo que sentía por ella, pero en lugar de eso, la escuchaba narrarme la historia de cómo empezó su afición por coleccionar películas de los años sesentas. Lucía tan animada hablando de aquello que le gustaba que, una parte de mí, quería absorber esa atmósfera de calidez y alegría que la rodeaba para conservarla en mi recuerdo. Nunca paró de sonreír y mover sus manos mientras platicaba, sé que suena absurdo, pero en ese momento envidiaba a todas esas películas de las que ella hablaba. Yo quería ser el motivo que la inspirase a hablar de esa manera, la razón por la cual ella sonriera. Anhelaba que su próxima afición fuera coleccionar momentos a mi lado.
Tefy Ortiz
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